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Misha, sin conocerme, me llamó un día y me habló de una cámara de medio formato que había sido del padre de su padre, un total desconocido. Con ella, retrató a su familia y expuso las fotografías en la casa de este abuelo, una acción simbólica de corte -instalación artística- que a mi parecer buscaba la sanación colectiva ante la ausencia de este señor.

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El me mostró unas fotografías donde proyectó el retrato de su abuelo sobre sus familiares. Reconocí la belleza de un experimento visual y tuve la lectura instantánea de un pliegue temporal que une dos imposibles en una imagen actual, me cautivó. Le pregunté si estaba dispuesto a indagar en sus propios miedos y carencias. Y me cuestioné cómo manejaría él, al venir de la fotografía, un relato en movimiento. 

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Emocionada por explorar, me sumé a Eco de Luz, buscando espacios y levantando financiamiento pero sobretodo acompañando y pinchando a Misha para que explorara recuerdos y dolores. Formulando preguntas para juntos encontrar la ilación de las ideas y su correspondencia visual. Andrés Cornejo se unió al proyecto, su retroalimentación y trabajo de montaje fueron claves para darle forma al relato.

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Como productora he podido hablar de temas que me interesan y he hecho mucho de lo que disfruto: Ir entendiendo y traduciendo sentires y percepciones en contenidos ricos que generen múltiples lecturas para distintos públicos. Teniendo presente al espectador, el tiempo que nos regalará y en lo que se llevará a casa. 

En 'Eco de Luz', abordamos temáticas profundas, cuestionando los efectos nocivos del patriarcado en la construcción social de lo masculino. Más que glorificar las hazañas de una madre cabeza de hogar, señalamos de lo que se pierde un padre al estar ausente y el dolor generacional que esto causa. Nombramos situaciones sociales normalizadas, formas violentas que también vienen desde estructuras estatales y revictimizan a las cabezas de hogar, alimentan el dolor y fomentan el silencio. 

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Misha, que bien podría ser cualquiera de nosotros, supera sus temores y evidencia la necesidad de dialogar para romper con estos patrones culturales. Así éste pasa de ser un film personal para abrirse un espacio en lo íntimo de cada familia, es un lienzo donde todos podemos vernos retratados. Eco de Luz entreteje las ausencias paternas, el racismo y las violencias con la fotografía, el acto fotográfico y personajes entrañables como Luz quien nos recuerda que el cine documental retrata, incomoda y nos pide nombrar las cosas para generar cambios estructurales.

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HIJOS DELA

LUZ

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